Significado de asumir el mando de un barco tan emblemático como el "Elcano".
«Ilusión por volver al Juan Sebastián de Elcano y
hacerlo como su comandante» señala el ferrolano Ignacio Paz García
Fot. A. Vázquez
(Verónica Sánchez– La Voz de
Cádiz)-Fue testigo de excepción de la llegada a Cádiz del «Juan Sebastián de Elcano» el día 21 del pasado mes de
julio. Desde la cubierta del buque escuela, a bordo del que realizó el último
trayecto desde Marín a la ciudad gaditana, pudo ver lo que este barco
significa para los gaditanos. El capitán de navío Ignacio
Paz García (Ferrol, 1966) estaba a punto de ser nombrado comandante de esa nave
emblemática, de la que ejerce el mando desde el día 27 de julio. Sabía entonces
y es más consciente aún ahora del reto que tiene por delante.
Durante esos días tuvo la oportunidad de comprobar el «compromiso, profesionalidad y alegría» con la que trabaja la
tripulación del Elcano, un testigo que le ha pasado su predecesor en el cargo,
el capitán de navío Victoriano Gilabert, y «que ahora me toca mantener». Por delante tiene la
realización del 90 crucero de instrucción y una posterior posible vuelta
al mundo, ya que todo apunta a que el buque más antiguo de la Armada Española
realizará su undécima circunnavegación coincidiendo con el 500 aniversario de
la expedición Magallanes – Elcano, que empezó en 1519 y concluyó tres años
después. «Yo estaría encantado y creo que
toda la dotación también, sería un hito, pero bueno, ya lo veremos. Lo que
tenga que venir, vendrá y lo que venga lo disfrutaremos».
-¿Qué se siente al asumir el mando de un barco tan emblemático como el
Elcano?
–«Cuando recapacito que he sido
nombrado comandante del buque escuela Juan Sebastián de Elcano son muchos los
sentimientos que acumulo, pero si tuviera que quedarme con tres los resumiría
en agradecimiento, ilusión y responsabilidad. Agradecimiento a la Armada y
en especial al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada por haberme
designado para este mando. Soy consciente de los muchos oficiales, compañeros y
amigos míos, que están altamente capacitados y cualificados para hacerlo, con
lo cual todavía estoy más agradecido. Ilusión por volver a este barco y hacerlo
como su comandante, lo que me permite mandar a una magnífica dotación compuesta
por hombres y mujeres, grandes profesionales que están sumamente implicados con
la misión de este barco, que podemos dividir en dos: contribuir de forma
directa a la formación integral de nuestros oficiales alumnos y la
representación de España en el exterior. Y responsabilidad porque sé lo mucho
que se exige de este barco y de su comandante, tanto en lo marinero, con muchos
días de mar por la proa en condiciones no siempre favorables, cuando no
adversas, en la dirección y mando de la dotación durante dos años, en la
formación de los guardiamarinas y en la labor de buque-embajada, sabiendo que
seremos muy observados y que tenemos que mantener el listón muy alto».
-Usted ha mandado el patrullero «Acevedo‘, el cazaminas
«Sella‘ y la fragata «Álvaro de Bazán‘ y «Elcano es su primer destino como capitán de navío, ¿un gran reto?
-«Es un gran reto, pero créame que
todos los mandos sin excepción lo son, pues, en mi opinión, son los destinos
que mayor compromiso y entrega exigen a un oficial de la Armada. Y también los
que más disfrutamos a pesar de que no están exentos de momentos
duros y algún que otro disgusto.
Éste, por ser en el empleo de
capitán de navío y por lo emblemático del buque, quizás lo sea aún más.
Efectivamente, acabo de ascender en verano con lo cual ahora tengo la doble ‘L’
de prácticas, la del empleo de capitán de navío y la de comandante del barco
(ríe). Pero espero que con la ayuda de la dotación me la quiten pronto».
-¿El anterior comandante le ha dado algunos consejos?
-«Tuve la oportunidad y la suerte
de estar dos semanas de periodo de ambientación, una en la mar y otra en
puerto, conviviendo con el anterior comandante, el capitán de navío Victoriano
Gilabert. Y fui testigo presencial de su liderazgo, solvencia,
cualidades humanas y de su capacidad de trabajo. Por lo tanto, aprendí mucho
viéndole, y esas dos semanas han sido fantásticas para poder iniciar el mando
con más criterio y conocimiento. Además, efectivamente recibí muchos y variados
consejos que con toda la humildad del mundo intentaré poner en práctica porque
seguro que me ayudarán enormemente en el desarrollo del mando. Uno de ellos fue
que el barco es muy marinero, muy noble pero que hay que cuidarlo
mucho porque tiene ya 90 años».
-Hizo usted el crucero de instrucción cuando estaba en el Escuela Naval
Militar, ¿qué recuerda del mismo?
–«Pude realizar el crucero de
instrucción como guardiamarina en el año 1989. Ha pasado mucho tiempo, pero de
verdad que los recuerdos son muy intensos y no creo que yo sea una excepción,
todo aquel que haya hecho el crucero en el «Juan Sebastián de Elcano’ los
recuerdos que tiene son muy intensos y buenos.
Recuerdo la navegación y los
muchos días de mar, algunos buenos y muy buenos, otros malos y muy malos, con
abundante lluvia y viento. Recuerdo la navegación a vela, ese léxico tan
característico que tiene y las maniobras tan exigentes, las muchas guardias que
montamos, el horario tan apretado que era, las observaciones astronómicas del
sol y las estrellas por la noche, los puertos que visitamos, el mundo que
conocimos en esos puertos, algunos como Costa de Marfil a los que difícilmente
se tiene la oportunidad de volver, la recepciones a bordo… Recuerdo muy
especialmente las multitudes de visitas que recibíamos y cuando venían
compatriotas nuestros que vivían en el extranjero que nos transmitían que
volvían a sentir cerca a España y los españoles. Así me di cuenta de la
importancia que tiene el «Elcano como embajador de España, porque lo sienten
los compatriotas que visitan el barco. Y luego recuerdo lo intensa y exigente
que era la vida a bordo, con poca cabida para las comodidades y en ocasiones
para la intimidad pero con mucha para el aprendizaje, el respeto mutuo y el
compañerismo. Eso es lo que me gustaría contribuir a transmitir a los futuros
guardiamarinas que embarquen.
El crucero te hace mejor. Mejor militar,
mejor marino y también aumentó mi formación técnica, cultural y humana. En mi
caso reafirmó y reforzó mi vocación militar y naval».
-El buque comenzará su próximo crucero de instrucción en febrero, ¿cómo se
lo plantea?
«Pues si Dios quiere tendré por
delante dos cruceros, uno por cada año de mando. El primero será el número 90
que está ya definido y planificado, a falta de la última aprobación. Este
crucero en líneas generales será la vuelta a Sudamérica, pasando de
Atlántico a Pacífico por el Estrecho de Magallanes y retornando al
Atlántico por el Canal de Panamá, lo que implica visitar muchos puertos de
Sudamérica.
Además, este crucero va a
coincidir con la regata ‘Velas Latinoamérica 2018’, de grandes veleros
buques escuela, con lo cual vamos a tener la maravillosa experiencia de
coincidir, convivir, navegar y disfrutar en puerto con nuestros compañeros de
los buques escuela de marinas tan queridas como son las de Iberoamérica.
El crucero en sí, como todos,
tiene una planificación estándar que es un 75% de tiempo en la mar y un 25% en
puerto. Lo que supone hacer un mínimo de dos, en nuestro caso serán tres,
navegaciones de larga duración, es decir, de no menos de 20-25 días y tratar de
navegar el máximo tiempo posible a vela. Con lo cual el crucero número 90 será
muy atractivo, marinero y exigente, con seis meses de duración, de febrero a
agosto».
-¿Algún puerto que ya tengan seguro que van a tocar?
–«La regata que mencioné la
organiza Chile y además cruzamos el Estrecho de Magallanes, con lo cual Punta
Arenas y Valparaíso los vamos a tocar seguro. El resto están por decidir
tanto los puertos como la fecha. Pero tocaremos seguro también alguno en la
costa de Levante. Y, como siempre, al salir de Cádiz haremos parada en
Canarias, en esta ocasión en Las Palmas».
-¿Qué espera de estos años al frente del buque escuela de la Armada
española?
-«Estar a la altura de lo que
exige un mando como éste, del buque más emblemático, característico, conocido y
entrañable de la Armada, por el que todos sus componentes sienten un cariño
especial y que ahora nos toca a nosotros cuidar.
Además, comprometerme en las dos
misiones fundamentales de este buque. Por un lado, contribuyendo firmemente a
la formación integral, militar, marinera, técnica, cultural, social y humana de
los oficiales alumnos, los caballeros y damas guardiamarinas. Y, por otro,
actuando con humildad como embajada de España en el exterior, que toda la
dotación se sienta partícipe, representando con dignidad y orgullo a España y a
los españoles.
Y ya centrándome en los hombres y
mujeres que conforman la dotación del «Juan Sebastián de Elcano, que son unos
magníficos profesionales con un gran nivel de compromiso, tratar de ser un
buen comandante, darles el ejemplo que ellos se merecen, con compromiso, dedicación
y entrega, pero también con disponibilidad y cercanía. Creando un buen ambiente
de trabajo, alegre, agradable, en el que todos se sientan, porque lo son,
necesarios e importantes, responsables de sus cometidos, con iniciativa y
autonomía. Que estén orgullosos de pertenecer a la dotación del «Juan Sebastián
de Elcano’ y a la Armada. Esos son mis objetivos, que no son pocos ni fáciles,
pero asumo el reto con la ayuda de mi tripulación».
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