Gustavo
Placer Cervera
Capitán
de Fragata (R) de la MGR de Cuba
Doctor
en Ciencias Históricas.
Miembro
de Número de la Academia de la Historia de Cuba
Conocida,
aunque muy poco divulgada es la historia de las acciones combativas que
tuvieron lugar en las aguas cercanas a Cuba durante la Segunda Guerra Mundial.
La
República de Cuba, al igual que otros países latinoamericanos, declaró la
guerra a las denominadas potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) a
comienzos de Diciembre de 1941, después del sorpresivo ataque japonés a la base
norteamericana de Pearl Harbor, en Hawai, el día 7 de ese mes, y la
consiguiente entrada de los Estados Unidos en la contienda1.
Poco
tiempo después y a lo largo de los años que duró el conflicto las aguas
adyacentes al Archipiélago Cubano, al igual que toda región del Caribe, se
convirtieron en escenario de acciones navales y los marinos cubanos, tanto de
guerra como mercantes, tendrían una participación modesta pero significativa en
la contienda bélica mundial
La
Guerra llega al Caribe
Transcurridos
los dos primeros meses posteriores a la entrada de los Estados Unidos y la
mayor parte de los países de la región en la guerra, el Caribe disfrutaba de
paz. La contienda bélica parecía algo lejano. En enero de 1942 la refinería de
Aruba, la mayor del mundo en esa época, trabajó a plena capacidad y produjo 7
100 000 barriles de gas-oil, gasolina de aviación, gasolina normal, queroseno y
lubricantes. Esta producción era vital, en especial para los países
beligerantes.
La
guerra llegó al Caribe como un trueno en cielo claro. En la madrugada del
16 de febrero, casi simultáneamente, varios submarinos alemanes hicieron su
aparición frente a Curazao, Aruba y a la entrada del Lago de Maracaibo. Antes
de que amaneciera, la refinería de Aruba había recibido el impacto de varios
proyectiles disparados por un submarino y fue casi milagroso que no se
produjera allí una catástrofe de incalculables consecuencias, 7 buques
petroleros habían sido torpedeados.
Los
efectos psicológicos de los ataques llevados a cabo por los submarinos aquella
noche fueron inclusive mayores que los daños materiales. Aterrorizadas, las
tripulaciones de los petroleros se negaron a hacerse a la mar sin la escolta de
buques de guerra. Durante 7 días no entró ni salió un buque de Aruba ni de
Curazao. La producción de petróleo de Venezuela se paralizó al estar
completamente abarrotados los tanques de almacenamiento situados en la región
del Lago de Maracaibo. Las refinerías estaban cerradas por falta de petróleo
crudo.
Las
autoridades holandesas de Aruba y Curazao, desesperadas, encarcelaron a las
tripulaciones, pero esto no hizo navegar a los buques. El 21 de febrero algunas
tripulaciones fueron convencidas para que regresaran a sus puestos pero ese día
fue torpedeado un petrolero noruego a pocas millas de Curazao, y de nuevo las
tripulaciones se negaron a salir sin escolta.
Pero no
fue sólo contra las rutas petroleras que se lanzaron los alemanes. Casi toda la
producción de bauxita del Hemisferio Occidental se concentraba en las Guayanas
británica y holandesa. Dos días después del ataque a Aruba, en la madrugada del
18 de febrero, un submarino entró, navegando en superficie, en el Golfo de
Paria y torpedeó, frente a Puerto España a dos buques mercantes. Tres semanas
más tarde, el 9 de marzo, otro submarino hundió dos buques frente a Santa
Lucía. Entre febrero y marzo los submarinos alemanes hundieron en el Caribe 23
petroleros.
En
abril, los hundimientos disminuyeron a 11 pues los submarinos regresaban a
Europa a reabastecerse y para esa época la flota submarina germana no contaba
con suficientes unidades como para mantener continuadamente las operaciones.
En mayo
los alemanes regresaron intensificándose los ataques: 38 buques fueron hundidos
ese mes y en junio los hundimientos alcanzaron la cifra más alta en la región
del Caribe: 48 buques fueron al fondo de la mar. En ese mes dos submarinos
alemanes fueron avistados en los accesos al Canal de Panamá y durante dos
semanas consecutivas estuvieron hundiendo un buque diariamente.
En
julio el número de buques hundidos descendió a 17 pues los submarinos
regresaban a sus bases europeas para reabastecerse. Fue en ese mes que los
alemanes perdieron su primer submarino. También en ese mes los alemanes
instalaron minas en la bahía de Castries en Santa Lucía.
Ante la
amenaza submarina la Marina norteamericana respondió organizando, a partir
del mes de julio, el sistema de convoyes. Pero la escasez de buques de escolta
hizo que el número de hundimientos fuera tan grande en esos meses que la
principal tarea fue el rescate de náufragos. Hubo un momento en que había en
Barbados tantos marinos sobrevivientes, que se agotaron los recursos del lugar
para prestarles auxilio.
Como
resultado del gran número de buques hundidos en aguas cercanas a Trinidad, la
Marina estadounidense decidió escoltar a los mercantes hasta 200 millas de esa
isla, pero los submarinos respondieron concentrándose cerca del punto donde se dispersaban
para navegar hacia sus destinos y en cuanto la escolta se alejaba, comenzaban a
atacarlos. En agosto fueron hundidos 46 buques. A partir de ese mes, submarinos
alemanes de un nuevo tipo, que desplazaba 700 toneladas y tenía mayor autonomía
y carga de torpedos, se unieron a los de 500 toneladas que venían operando en
el Caribe. El 27 de agosto fue hundido el segundo submarino alemán en la
región.
Los
cazasubmarinos de 110 pies de eslora2, que
empleaba en ese momento la Marina estadounidense eran buques con muchas
limitaciones. No fue posible instalar en ellos los nuevos lanzadores múltiples
de bombas de profundidad denominados “hedgehog” (erizo),
pues su estructura no soportaba la descarga de los 24 proyectiles; era
imposible cocinar con marejada y hasta el agua de beber tenía que ser
racionada. No fue hasta septiembre que entraron en servicio los denominadosPC3.
El
sistema de convoyes fue reorganizado dentro de un sistema llamado interlocking. En el
Caribe, la gran ruta de los convoyes era ahora Trinidad-Aruba-Guantánamo. A
partir de este último puerto, los convoyes, moviéndose con precisión, cubrían
la ruta Guantánamo- Nueva York.
En
septiembre, el número de hundimientos descendió a 25 y en octubre a 15,
pero en noviembre volvió a aumentar a 25. Otros dos submarinos fueron
hundidos. En noviembre la mayoría de los submarinos fueron llamados de regreso
a Europa debido al desembarco aliado en el norte de África. En diciembre no se
produjo ningún hundimiento en el Caribe.
El
período de febrero a diciembre de 1942 fue el más intenso de la Batalla del
Caribe. En poco más de nueve meses los submarinos alemanes hundieron 263 buques
mercantes con un total de 1 362 278 toneladas de registro bruto. Esta
cifra es superior a la suma de los hundimientos ocurridos en mismo período en
las rutas del Atlántico Norte, la costa Este de los Estados Unidos y zonas
costeras de Canadá. Mientras tanto, los alemanes perdieron sólo 4 submarinos. En
el mencionado lapso fueron hundidos, en aguas cercanas a Cuba, el buque
mercante hondureño “Nicolás
Cúneo”4, el
pesquero cubano “Lalita”5 y
los buques mercantes cubanos “Manzanillo”
y “Santiago de Cuba”.
Estos dos últimos hundimientos mencionados tuvieron lugar el mismo día, el 12
de agosto de 1942, frente a Key West, Florida, y en ellos perdieron la vida 31
marinos cubanos. El mar no devolvió los cuerpos de la mayoría de ellos. Sólo 8
cadáveres pudieron ser velados en el Capitolio Nacional y enterrados en el
Cementerio de Colón en lo que constituyó una sentida manifestación de duelo que
fue encabezada por el movimiento obrero y su confederación, la CTC.6
Fue en
ese contexto, que la Marina de Guerra de Cuba tomó parte en la Batalla del
Caribe.
La
Marina de Guerra de Cuba
En el
momento de entrar Cuba en la guerra, su Marina de Guerra contaba con unas pocas
unidades de superficie, todas anticuadas e ineficaces para la guerra moderna.
A fines
de Diciembre de 1941 y comienzos de 1942, entre el gobierno de los Estados
Unidos y los de varios países latinoamericanos y del Caribe, incluyendo Cuba,
se firmaron convenios para fortalecer el potencial bélico de estos últimos los
cuales debían seguir aportando las materias primas tan necesarias a la
maquinaria militar de los Estados Unidos.
Debido
a la estratégica posición de Cuba, históricamente reconocida como llave del
Golfo de México y centro de las rutas marítimas que cruzan el Mar Caribe, fue
de gran interés para los estadounidenses que la Marina de Guerra cubana
estuviera en capacidad de participar en la Batalla del Caribe cumpliendo
misiones de escolta de convoyes de buques de transporte y patrullaje de las
aguas adyacentes al Archipiélago Cubano.
A esos
efectos el vetusto crucero Cuba,
que era el mayor buque de guerra cubano y el buque-escuela Patria fueron
enviados a los astilleros navales de Galveston, Texas, donde fueron totalmente transformados
y modernizados, para que se les pudiera emplear con eficiencia. Estos trabajos
duraron casi un año.
También
los cañoneros Baire, Yara, Juan Bruno Zayas, Pinar del Río, 4 de Septiembre, Matanzas, Santa Clara, Camagüey, Oriente y Donativo así como
los buques auxiliares BA-1, BA-2, BA-3, BA-4, BA-5, BA-6 y BA-7 fueron
modernizados en astilleros cubanos y norteamericanos.
Como
parte de los convenios antes citados, los Estados Unidos establecieron, durante
la guerra, una base aérea en San Antonio de los Baños, unos 20 km. al sur de La
Habana y otra en San Julián, cerca del extremo occidental de Cuba. Además,
construyeron un campo de aterrizaje en Camagüey, un apostadero para dirigibles
en Caibarién y otro en la Isla de Pinos. El objetivo principal de todas estas
instalaciones era la lucha antisubmarina.
Otra de
la medidas tomadas fue la de artillar a los buques mercantes de las naciones
aliadas, entre ellas Cuba. En muchos casos las piezas de artillería instaladas
en los mercantes eran operadas por personal norteamericano.
Al
mismo tiempo, mediante la Ley de Préstamos y Arriendos promulgada por la
administración norteamericana, se transfirieron, a la Marina de Guerra Cubana,
en calidad de arriendo, 12 cazasubmarinos7 con
los que se constituyó una flotilla estructurada en 4 escuadrillas de 3 unidades
cada una. Las tripulaciones de estos buques fueron preparadas en cursos rápidos
de 3 meses de duración en varias bases y centros de entrenamiento de los
Estados Unidos.
La
flotilla de cazasubmarinos comenzó a operar en abril de 1943. Se le asignó la
misión de escoltar a los buques mercantes que se movían entre los puertos
cubanos y una de las escuadrillas daba escolta, diariamente, al ferry Seatrain que
realizaba viajes entre La Habana y puertos de la Florida. Su eficiencia se hizo
notable con rapidez. Refiriéndose a la actuación de dicha florilla en su primer
trimestre de operaciones el senador norteamericano Kenneth McKellar expresó
ante el Congreso de ese país:
“La Flotilla
de Cazasubmarinos de la Marina de Guerra de Cuba durante este período
(abril, mayo y junio de 1943) ha tenido una pérdida de sólo el 0,027 % del
tonelaje convoyado durante los ataques enemigos y uno de sus cazasubmarinos ha
tenido un éxito notable. La operación de estas unidades de la Marina de Guerra
de Cuba ha evitado que la Marina de Guerra de los Estados Unidos haya tenido
que emplear para esos mismos fines una parte considerable de su personal
naval”.
El
éxito notable a que se refiere el párrafo anterior y que fue el mayor alcanzado
por la pequeña Marina cubana fue el hundimiento de un submarino alemán en aguas
del Canal Viejo de Bahamas, a corta distancia de la costa norte de Cuba.
El
hundimiento del submarino U-176
El 15
de mayo de 1943, una escuadrilla de cazasubmarinos cubanos, integrada por
el CS-11,
el CS-12 y
el CS-13 navegaba
de Isabela de Sagua hacia La Habana escoltando a los mercantes Wanks, hondureño,
y Camagüey,
cubano, ambos cargados de azúcar.
Las
tripulaciones de todos los buques, tanto mercantes como de guerra, se
encontraban en máxima alerta. Poco antes de su salida se había recibido una
comunicación que informaba que se había avistado un submarino en
superficie, al norte de Matanzas.
Los
buques mercantes navegaban en línea de frente, separados unas 500 yardas,
ocupando el Camagüey el
flanco más cercano a la costa. La escolta navegaba a una distancia de unas
750-1000 yardas. Al frente iba el CS-12 seguido
por el CS-11 que
llevaba a bordo al jefe de la escuadrilla y finalmente, el CS-13 ocupaba
la retaguardia del convoy.
A las
cinco y quince minutos de la tarde, cuando el convoy cruzaba, navegando a una
velocidad de 8 nudos, frente a Cayo Mégano, apareció en el cielo un
hidroavión monomotor norteamericano, del tipo OS2U “Kingfisher”
procedente del noroeste. El avión realizó una picada y volando a baja altura
describió dos círculos mientras coleteaba y apagaba y aceleraba el motor. Con
estas maniobras, de acuerdo con un código establecido, estaba señalando la
presencia de un submarino. Para fijar con precisión el lugar el avión dejó caer
una bomba de humo.
El jefe
de la escuadrilla de cazasubmarinos ordenó entonces al comandante
del CS-13,
Alférez de Fragata Mario
Ramírez Delgado, efectuar la exploración de la zona señalada por
el avión.
Hace
años, Mario Ramírez relató al autor de estas líneas sus acciones en aquellos
momentos:
“Una
vez recibida la orden, el CS-13 puso
proa al sitio indicado y aumentó su velocidad. Transcurridos unos minutos, los
medios de detección hidroacústicos del cazasubmarinos tuvieron un contacto
claro y preciso, a unas 900 yardas. Era el submarino que maniobraba, tratando
de escapar. El marinero sonarista, Norberto
Collado Abreu, virtualmente fundido a su equipo, no perdía el
contacto8. Se
dio comienzo al ataque.
A la
distancia apropiada, fueron lanzadas, por la popa del buque cubano, tres bombas
de profundidad, graduadas para que explotaran a 100, 150 y 250 pies, de acuerdo
con la velocidad de inmersión calculada del submarino. Se detectaron
nítidamente cuatro explosiones. La cuarta, -debida probablemente al estallido,
por simpatía de una o más cabezas de combate de los torpedos del submarino-,
fue tan fuerte que el cazasubmarinos cubano sumergió en el mar toda su popa y
entró agua por la escotilla del cuarto de máquinas.
En ese
momento, los hidrófonos reportaron un sonido semejante al borboteo que hace un
líquido al penetrar en un recipiente sumergido en él que es abierto de pronto.
Instantes después, se escuchó un silbido cuya intensidad fue disminuyendo
lentamente. Estos eran indicios de que el submarino había sido alcanzado. Para
rematarlo, el cazasubmarinos arrojó otras dos bombas de profundidad, graduadas
a 250 pies, en la zona atacada y continuó la exploración.
Transcurridos
unos minutos, se observó una mancha oscura en la superficie del agua.
Desde las profundidades ascendía un chorro de una sustancia negra y viscosa que
olía a petróleo. Según Ramírez, ordenó que se recogiera una muestra de la
sustancia como prueba del hundimiento del submarino. Se esperó un rato más y se
continuó la exploración del área con los equipos hidroacústicos. Al no
detectarse nada, el cazasubmarinos partió a unirse al convoy que, mientras
tanto, había continuado su travesía. Al llegar a La Habana y después de
informar personalmente de los hechos al Jefe de la Marina de Guerra, el
comandante del CS- 13 habló
por teléfono con el presidente de la República, Fulgencio Batista, quien le
ordenó guardar silencio sobre lo ocurrido. Por alguna razón, no esclarecida, el
hundimiento del U-176 permaneció en secreto, para la opinión pública cubana,
hasta después del fin de la guerra.”9
Hasta
aquí, el relato que nos hiciera Mario Ramírez Delgado.
Al
terminar la Segunda Guerra Mundial y ser ocupados los archivos de la Marina
alemana, se pudo conocer que el submarino que estaba operando en esa región y
cuyo contacto se había perdido por esos días era el U-17610,
mandado por kapitänleutenant Reiner Dierksen.
Este submarino tenía en su haber el hundimiento de 11 buques para un total de
53 307 toneladas. Entre dichos hundimientos, se le atribuyen los del mercante
cubano “Mambí”,
que costó la vida a 19 de sus tripulantes, todos cubanos11, y del
mercante “Nickeliner”,
de bandera estadounidense acaecidos ambos frente a Nuevitas el día 13 de mayo
de 1943, es decir, dos días antes de los hechos anteriormente narrados.
En
1946, Mario Ramírez Delgado, ya ascendido a Alférez de Navío, fue condecorado
con la medalla del Mérito Naval con distintivo rojo. Su éxito fue además
reconocido por el contralmirante Samuel E. Morison, historiador oficial de la
Marina de los Estados Unidos, en su obra History of U.S. Naval Operations in World War II en
la que elogió también la destreza y eficiencia de los marinos cubanos:
“....
El cazasubmarinos CS-13 al mando del Alférez de Fragata Mario Ramírez
Delgado viró hacia el humo, hizo un buen contacto por sonido ylanzó
dos ataques perfectos con bombas de profundidad que
aniquilaron al U-176. Al ser el único ataque exitoso contra un submarino
realizado por una unidad de superficie menor que un PCE de 180 pies, este
hundimiento es considerado, con propiedad, como un gran orgullo por la pequeña,
pero eficiente Marina de Cuba”12.
La
batalla continuó
El año
1943 fue período culminante de la Batalla del Atlántico y por ende, del Caribe.
Durante ese año, el aumento y perfeccionamiento de las fuerzas y medios de
lucha antisubmarina hicieron que disminuyeran los hundimientos de buques de
transporte y aumentaran las pérdidas de submarinos.
En la
primavera de ese año, la flota submarina alemana realizó un vigoroso
esfuerzo llegando a tener cerca de 400 unidades operando en el Atlántico. En
las tres primeras semanas de marzo, las pérdidas de buques mercantes alcanzaron
las 750 000 toneladas pero después comenzaron a disminuir rápidamente. La
ofensiva submarina comenzó a perder fuerzas mientras que las antisubmarinas
crecían en proporciones gigantescas. Sólo en mayo de 1943 fueron hundidos 42
submarinos alemanes y en todo el año las pérdidas en el Atlántico alcanzaron
237 y lo que fue aún peor para ellos, perdieron las mejores tripulaciones y
mandos.
No
obstante lo anterior, los submarinos seguían constituyendo un peligro en aguas
cubanas. El 4 de octubre de octubre de 1943 fue hundido el mercante cubano “Libertad” que desplazaba
5 441 toneladas, perdiendo la vida 25 tripulantes cubanos13.
En
febrero de 1944, cuando el curso de la Batalla del Caribe estaba definido y las
fuerzas antisubmarinas eran abrumadoramente superiores en la región, los
submarinos alemanes lograron aún, anotarse algunos hundimientos, entre ellos,
el día 24, los de dos mercantes cubanos, el “24
de Febrero” y el “Mínima”,
con pérdida de la vida de un tripulante cubano en cada caso14.
Un
balance final
Durante
toda la guerra las unidades navales de superficie cubanas prestaron servicios
de escolta a buques mercantes en las aguas adyacentes al Archipiélago Cubano y
en las rutas entre La Habana y puertos de la Florida. El total de buques
escoltados fue de 414 que sumaron 2 268 680 toneladas y las pérdidas fueron del
0,19 % del tonelaje.
Los
buques de la Marina de Guerra cubana navegaron en diferentes servicios 399 755
millas, de las cuales 134 206 fueron cumpliendo misiones de escolta a convoyes,
66 778 en patrullas y 12 032 en misiones de auxilio. Rescataron 221 náufragos.
El
crucero Cuba,
el mayor de los buques cubanos, navegó durante la guerra 27 974 millas y
escoltó 89 mercantes aliados que desplazaban, en su conjunto, 712 000
toneladas. El buque–escuela Patria,
navegó 21 178 millas y escoltó 70 buques mercantes que desplazaban 450 000
toneladas.
Por su
parte, la Aviación Naval cubana escoltó durante la Segunda Guerra Mundial a 114
buques, con un total de 500 000 toneladas, recorriendo 83 000 millas en
servicios de convoy y patrulla no habiendo perdido ni un solo buque escoltado
por acción del enemigo.
El
Contralmirante Morison, ya mencionado, expresó al respecto:
“Cuba
fue, con la excepción de Canadá, nuestro más útil aliado en Norteamérica; su
flota de pequeños cañoneros tuvo a su cargo su tráfico costero y colaboró en la
escolta de los ferries de la ruta Florida- La Habana....”15
Las
condiciones favorables creadas por la acción de las fuerzas navales cubanas
hizo posible que, sólo en el año 1944, se registraran en 39 puertos cubanos 5
655 entradas de buques, de los cuales 2 670 eran de buques cubanos y 5 602
salidas de buques de los cuales 2 117 fueron de buques cubanos.
Durante
el curso de la guerra, la minúscula marina mercante cubana de aquel entonces
perdió seis buques, que sumaban 10 296 toneladas lo que representaba el
17, 44% de su tonelaje total y 79 marinos mercantes cubanos perdieron su vida
en los hundimientos causados por submarinos alemanes. Un monumento situado en
la Avenida del Puerto, en La Habana, perpetúa su recuerdo.
El
senador McKellar había dicho en su discurso, ya mencionado:
“Los
marinos cubanos se han comportado como hombres de acero sobre barcos de madera”
Fuentes
Entrevista
con el Teniente de Navío (Ret.) y Capitán MM Mario Ramírez Delgado,
comandante del CS-13 durante la Segunda Guerra Mundial. (1983).
Entrevista
con el Teniente de Navío (Ret.) Rafael
Suárez Moré, oficial de derrota del crucero Cuba, durante la
Segunda Guerra Mundial.(2005).
Jane´s Fighting Ships, ediciones de
1944-1945 y de 1946-47.
BUSCH, Harold: U-Boats at War. New
York, Ballantine Books, 1956.
CAMPOAMOR,
Fernando G.: “La primera cuota cubana por el mar libre” en la revista Proa, La Habana, Nº 1,
Marzo de 1943, pp. 70-73.
FUENTES,
Norberto: Hemingway
en Cuba, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1984.
GARCÍA
DEL PINO, César: “La Marina cubana en la II Guerra Mundial y el U-176” en la
revista Universidad
de La Habana, La Habana, Nº 225, Septiembre-Diciembre de 1985, pp.
103-110.
GONZÁLEZ
PARDO, Cándido E. y MIYAR REINERS, Rafael: “El hundimiento del U-176”
en Revista de
Información Técnico-Científica Naval (ITCN), La Habana, Nº 38,
1982, pp. 79-94.
GONZÁLEZ
PARDO, Cándido E.: “Desarrollo del Arte Naval Militar en la República de Cuba”
en Revista de
Información Técnico Científico Naval (ITCN), La Habana, Nº 34,
1981, pp. 18-29.
MIYAR
REINERS, Rafael: “El submarino desde 1918 hasta el final de la Segunda Guerra
Mundial” en Revista
de Información Técnico Científico Naval (ITCN), La Habana, Nº
19, 1973, pp. 60-128.
MORISON, Samuel E.: History of U.S. Naval Operations in
World War II, Boston, Little
Brown and Company, 1945.
__________: The Two-Ocean War,
Boston, Little Brown and Company, 1963.
PÉREZ
GUZMÁN, Francisco: “Cómo fue hundido un submarino nazi en las costas cubanas”
en Verde Olivo,
La Habana, mayo 13 de 1979, p. 38 y ss.
PORTEL
VILÁ, Herminio: “Las bases militares norteamericanas en Cuba” en Bohemia, La Habana,
Año 37, Nº 35, Septiembre 2, 1945, pp. 19 y ss.
___________:
“El papel de Cuba en la Defensa Continental” en Bohemia, La Habana, Año
37, Nº 37, Septiembre 16, 1945, p. 21 y ss.
QUINTANA,
Jorge: “Nuestra Marina en acción (I): Un submarino nazi fuera de combate”
en Bohemia,
La Habana, Año 37, Nº 50, diciembre 16 de 1945, p. 39 y ss.
__________:
“Nuestra Marina en acción (II)” en Bohemia,
La Habana, Año 37, Nº 51, diciembre 23 de 1945, p. 25 y ss.
1 Resulta
interesante leer la proclama dirigida, el 8 de Diciembre de 1941, al pueblo de
Cuba por el entonces presidente Fulgencio Batista, anunciando la entrada del
país en la guerra. El argumento principal es que habían sido atacados los
Estados Unidos “nación
líder de nuestro Hemisferio, representación alta y genuina de los principios
democráticos del mundo, que está vinculada a nuestra historia por lazos de
ideal y de sangre, de intereses y aspiraciones”. La declaración
oficial de guerra contra Japón fue publicada el 9 de Diciembre y contra el
Reich alemán y el Reino de Italia el 11 de ese mes.
2 Eran
buques de construidos de madera, de 110 pies de eslora, 17 de manga y 6,5 de
calado, que desplazaban 95 toneladas. Estaban dotados de un cañón de 40 mm. AA
y dos de 20 mm. AA, poseían medios hidroacústicos de detección (sonar) y una
carrilera para el lanzamiento de bombas de profundidad. Sus dos motores diesel
sumaban 800 HP y le permitían alcanzar hasta 15 nudos. Su tripulación era de 28
hombres.
3 Siglas
de su denominación en inglés, Patrol Craft (Buque de Patrulla) Eran
buques construidos de acero, 173 pies de eslora, 23 de manga y 7,5 de
calado, con un desplazamiento de 280 toneladas (450 a plena carga) . Dotados de
equipos hidroacústicos de detección (Sonar), 1 cañón de 3,5” (76 mm) de
doble propósito, una pieza de 40 mm. AA, de 2 a 5 de 20 mm. AA, y dos
carrileras para lanzar bombas situadas a popa. Sus dos motores que sumaban una
potencia de 2500 –2800 HP le permitían alcanzar hasta 20 nudos. Su tripulación
era de 80 hombres. Los Estados Unidos construyeron 102 unidades de este tipo.
4 El
“Nicolás Cúneo”
fue hundido el 9 de julio de 1942. En el hecho perdió la vida el marinero
cubano Ernesto Balaro.
5 El
“Lalita” fue
hundido en el Canal de Yucatán, cerca del Cabo San Antonio, el 11 de julio de
1942. En el hecho perdió la vida uno de sus tripulantes.
6 Perdieron
la vida los tripulantes del “Manzanillo”:
Antonio Fernández de la Vega (Capitán), José Quevedo Muley (1er. Oficial),
Alfredo Fontana Menéndez (3er. Oficial), Roger A. Lorenzo Casals, Roque A. Vila
Pérez (1er. Maquinista), Ignacio López Gómez (2° Oficial), Ángel Macías Molina,
Carlos Cortés Prats, Armando Conejeiro Barriel, Juan René Herrera, Gabino
Conrado Manzanet, Pedro Gutiérrez Abella, Ciriaco Leandro Huerta Agüero, Jorge
R. de la Torre Orille; Andrés Arias Escarza, José Corripio Castro, Casimiro
Martínez Cuervo, Félix Ramírez Toscano, Bartolomé Moragues Palmer, Pedro Díaz
Lago. Los fallecidos pertenecientes a la tripulación del vapor “Santiago de Cuba”
fueron: Francisco Novo Teijeiro (1er. Maquinista), Ceferino Méndez Díaz, Diego
Rojas Figueroa, Aurelio Zabala Petuya, Arcadio Sañudo Lavín, Julio Miranda
Digat, Juan E. Rodríguez Lorenzo, Antonio Guardiola, Bernardo Pileta, Antonio
Pérez Delgado y José Colomar Castillo.
Sobrevivieron
al ataque 3 tripulantes del “Manzanillo”
y 19 del “Santiago de Cuba”.
7 Eran
buques construidos de madera, de 83 pies de eslora, 16 pies de manga y 4,5 de
calado. Desplazaban 45 toneladas. Sus dos motores le permitían alcanzar una
velocidad de 18 nudos. Su armamento consistía en una pieza de 20 mm. y 8 bombas
de profundidad que podían graduarse para que hicieran explosión a profundidades
entre 25 y 300 pies. Estaban dotados de medios hidroacústicos de detección
(sonar). Su tripulación era de 12 hombres (comandante, segundo comandante,
contramaestre, 2 maquinistas, 1 timonel, 1 señalero, 2 sonaristas, 2
artilleros, 1 cocinero). Tenían una autonomía de tres días de navegación.
8 Mario Ramírez Delgado,
el que fuera comandante del CS-13, siguió prestando servicios en la Marina de
Guerra de Cuba hasta 1952. En enero de 1959 se reintegró a la Marina de Guerra
donde permaneció en activo hasta diciembre de 1962, cuando pasó a la Marina
Mercante. Aún le recordamos, enfundado en su uniforme azul de capitán mercante,
erguido y vibrante, cuando se dirigió a los alumnos y profesores de la Academia
Naval, formados para la revista que, en honor del 40 aniversario de su hazaña y
en recuerdo a los marinos cubanos caídos durante la Segunda Guerra Mundial, el
autor de estas líneas, junto a otros compañeros, ayudó a organizar. Mario
Ramírez Delgado falleció en La Habana a fines de los años 80.
Norberto
Collado Abreu, el eficiente sonarista del CS-13, tuvo después una cita
trascendental con la historia de Cuba: trece años más tarde sería el timonel
que conduciría al yate “Granma”
en su histórica travesía. Falleció en La Habana el 2 de abril de 2008 a la edad
de 87 años. Ostentaba al morir el grado de Capitán de navío. Su última misión,
que cumplió desde 1981hasta su fallecimiento fue la de cuidar al “Granma” en el Museo de
la Revolución, en La Habana.
9 La
incongruencia de esta orden se puso de manifiesto esa misma noche cuando
la radioemisora de la base norteamericana de Key West trasmitió la noticia del
encuentro y el posible hundimiento de un submarino alemán lo que fue
retrasmitido por la BBC de Londres. Algunos autores han especulado con la
posibilidad de que existiera un negocio de contrabando de combustible y
abastecimientos con los submarinos alemanes pero no se han aportado pruebas de
ello.
10 La
información disponible en INTERNET nos ha permitido determinar que esta nave
pertenecía al tipo IX-C. Estos submarinos tenían 76,8 m. de eslora, 6,8
m. de manga, un calado de 4,7 m. y un puntal de 9,4 m. Su desplazamiento total
era de 1540 ton., 1120 en superficie y 1232 sumergido. Alcanzaban una velocidad
de 18,3 nudos en superficie y 7,3 sumergidos. Poseían 6 tubos lanzatorpedos (4
a proa, 2 a popa) y una reserva de 22 torpedos. Contaban, además, con un cañón
de 105 mm. y otro de 45 mm. Sus máquinas alcanzaban una potencia de 4 400
hp en superficie y 1000 hp. sumergido. Su radio de acción alcanzaba las 13 450
millas náuticas. El U-176 había sido botado en los astilleros AG Wesser de
Bremen el 6 de Febrero de 1941.
11 Los
miembros de la tripulación del “Mambí”
fallecidos en el hundimiento se nombraban: Jaime Basta Boguña (3er. Oficial),
Ramón Lago Arzón (1er. Maquinista), Manuel Parga Vila (2° Maquinista), Nicolás
Penedo Ruíz (3er. Maquinista), Pablo Soto Ruíz (Sobrecargo), Eulalio Amarante
Rodríguez, Antonio Fernández Pineda, Marcelino Armada Salabarría, Oscar Ferrer
López, Pedro de la Fuente Cuesta, José Hung Jon, Evangelista E. Ferrer López,
Luís E. Agüero Espinosa, Juan Cal Bedo, Gerardo Fernández, José M. Mayor
Estévez, Antonio J. Jiménez Zambrana, Rafael Gil Morales. También perdieron la
vida tres marinos norteamericanos, sirvientes de una pieza de artillería
instalada a bordo del mercante cubano.
12 MORISON, Samuel E. : History of United
States Naval Operations in World War II, Boston, Little, Brown and Co., 1945,
Vol. X, p. 190. (El subrayado es mío, GPC).
13 Los
tripulantes del “Libertad”
que resultaron muertos se nombraban: Moisés Gondra Urrutia, Jorge Salvat
Mestre, Adalberto Mazas Gapu, Arturo Achong Jáuregui, Leonardodo Lorenzo
Seijas, Juan Rey Pérez, Antonio Soto Soto, Bienvenido Kessel , José Florit
Noda, Ezequiel Izquierdo, Enrique Seoane Barba, Pedro Herrera Ramos, Ramón
Rolando Roga, Juan Estarella Luiz, Ángel S. Terga Terga, Juan Álvarez Carballo,
Julio H. García Sagerio, Enrique Carballo García, Atilando Barreiro
Gómez, Silvio Almeida Salvat, Celso Estévez, Lázaro Hernández Nodal, Miguel
Lorenzo Arocha, Erasmo López González, Secundino Fernández.
14 En
el hundimiento del vapor “24
de Febrero” perdió la vida el tripulante Eladio Arredondo. En el
hundimiento del vapor “Mínima”
falleció Prudencio Vidal Ulacia
15 MORISON, Samuel E.: The Two Ocean War,
Boston, Little, Brown and Company, 1963, p. 119.(párrafo traducido por el
autor.GPC).
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